lunes, 17 de febrero de 2014

11avo capítulo La casa de Hades parte 3


LA CASA DE HADES
(Español)


Capítulo 11
Parte 3
"A por los ladrones"

     Se volvió hacia Jason. “¿Te sientes lo suficientemente bueno para controlar los vientos? Necesito un ascensor.”
     Jason frunció el ceño. “Claro, pero…
     “Bien” dijo Leo. “Tenemos unos monos que atrapar”.
     Jason y Leo aterrizaron en una gran plaza bordeada de blancos edificios del gobierno y de cafés al aire libre. Bicicletas y Vespas obstruían las calles de los alrededores, pero la misma plaza estaba vacía a excepción de las palomas y algunos ancianos bebiendo expresos.
     Ninguno de los locales parecía darse cuenta del enorme buque de guerra griego que se cernía sobre la plaza, ni del hecho de que Jason y Leo acababan de llegar volando, o de que Jason estaba blandiendo una espada de oro, y Leo... bueno, Leo bastante tonto con las manos vacías.
     “¿Dónde?” Preguntó Jason.
     Leo miró fijamente. “Bueno, no sé, déjame sacar un GPS de enanos, de mi cinturón de herramientas... Oh, ¡espera! No tengo GPS de enanos, porque no tengo un cinturón de herramientas.
     “Muy bien” gruñó Jason. Levantó la vista hacia el barco como para orientarse, y luego señaló a través de la Plaza. “La ballesta disparó el primer enano en ese sentido… creo. Vamos.
     Se metieron a través de un lago de palomas, y luego maniobraron en una calle lateral de tiendas de ropa y heladerías. Las aceras estaban llenas de columnas blancas cubiertas de graffiti. Algunos mendigos pidieron dinero (Leo no sabía italiano, pero recibió el mensaje fuerte y claro).
     Siguió acariciando su cintura, esperando que su cinturón de herramientas apareciera mágicamente, pero no lo hizo. Había llegado a depender de ese cinturón para casi todo. Se sintió como si alguien le había robado una de sus manos.
     “Lo encontraremos” prometió Jason.
     Por lo general, Leo se habría sentido tranquilizado; Jason tenía talento para mantenerse sensato en una crisis, y había ayudado a Leo a salir de un montón de malos rasguños. Hoy, sin embargo,  Leo solo podía pensar en la estúpida galleta de la fortuna que había abierto en Roma. La diosa Némesis había prometido ayudarle, y él solo consiguió el código para activar la esfera de Arquímedes. En ese momento, Leo no había tenido más remedio que usarlo si quería salvar a sus amigos pero Némesis había advertido que su ayuda venía con un precio...

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