martes, 18 de febrero de 2014

11avo capítulo La casa de Hades. Parte 4


LA CASA DE HADES
(Español)


Capítulo 11
Parte 4
"Los enanos en la estatua"

          Leo se preguntó si ese precio nunca se pagaría. Percy y Annabeth se habían ido. La nave estaba a cientos de kilómetros de su curso, en dirección a un reto imposible, los amigos de Leo contaban con él para vencer a un gigante aterrador. Y ahora ni siquiera tenía su cinturón de herramientas o su esfera de Arquímedes. Estaba tan absorto en sentir lástima por sí mismo que no se dio cuenta de donde estaban hasta que Jason agarró el brazo. “Mira esto.”
          Leo miró hacia arriba, habían llegado en una plaza pequeña, sobre ellos se cernía una gran estatua de bronce de Neptuno desnudo.
           “Ah, cielos. “ Leo apartó la vista. Él realmente no necesitaba ver a un santo ingle tan temprano en la mañana.
          El dios del mar se encontraba en una gran columna de mármol en medio de una fuente que no funcionaba (lo que parecía un poco irónico). A ambos lados de Neptuno, había dos angelitos de Cupido, que parecían moverse. Al mismo tiempo, Neptuno (evitar la ingle) estaba tirando de la cadera hacia un lado y se movió. Agarró su tridente holgadamente en su mano derecha y estiró su mano izquierda como si estuviese bendiciendo a Leo.
           “¿Algún tipo de idea?” Leo se preguntó.
          Jason frunció el ceño. “Tal vez si, tal vez no. Hay estatuas de los dioses por todos lados en Italia. Me sentiría mejor si nos encontramos en Júpiter o Minerva, cualquiera menos Neptuno, de verdad.”
          Leo subió a la fuente seca. Puso su mano sobre el pedestal de la estatua, y una oleada de impresiones surgieron a través de sus dedos. Sintió engranajes de bronce, palancas, resortes mágicos y pistones.
           “Es mecánica” dijo. “¿Tal vez una puerta de entrada a la guarida secreta de los enanos?
           “¡Ooooo!” gritó una voz cercana. “¿Guarida secreta?”
           “¡Quiero una guarida secreta!” gritó otra voz desde arriba.
          Jason dio un paso atrás, con la espada preparada. Leo casi se quedó bizco tratando de buscar en dos lugares a la vez. La enana de pelaje rojo con el sombrero de vaquero estaba sentada a unos diez metros de distancia de la mesa de un café cercano, bebiendo un café. El enano de pelaje marrón con el hongo verde estaba encaramado en el pedestal de mármol a los pies de Neptuno, justo por encima de la cabeza de Leo.
           “Si tuviéramos una guarida secreta” dijo la de piel roja, “'me gustaría que tuviera un poste de bomberos.”
           “¡Y un tobogán de agua!” dijo el de pelaje café, que estaba tirando herramientas al azar del cinturón de Leo, echando a un lado llaves, martillos y armas de la grapa.
           “¡No! “ Leo trató de agarrar los pies del enano, pero no pudo llegar a la cima del pedestal.
           “¿Demasiado corto?” dijo el de piel marrón con simpatía.
           “¿Estás diciéndome  corto?” Leo miró alrededor buscando algo para tirar, pero no había nada más que palomas, y dudaba que pudiera coger una. “Dame mi cinturón, estúpido.”
           “¡Vamos, vamos!” respondió el enano. “Ni siquiera nos hemos presentado nosotros mismos, soy Akmon y mi hermana por allá.
           “¡Soy la más guapa!” La enana roja levantó su expreso. A juzgar por los ojos dilatados y su sonrisa maníaca, no necesitaba más cafeína. “¡Passalos! ¡Cantante de canciones! ¡Bebedora de café! ¡Ladrona de cosas brillantes!”
          “¡Por favor!” gritó su hermano, Akmon. “Yo robo mucho mejor que tú.”
          Passalos resopló. “Robas siestas, tal vez” sacó un cuchillo, el cuchillo de Piper y comenzó a limpiarse los dientes con él.

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lunes, 17 de febrero de 2014

Descripción breve de Thalia Grace

Para los que quieren saber más sobre Thalia




Thalia Grace:

Papel: En los primeros dos libros ella está en forma de pino, y al final del segundo recupera su forma humana. A partir de entonces es co protagonista en el tercer libro y personaje secundario en los otros dos. En la saga los Héroes del Olimpo no apareció hasta ahora.
Edad: tiene unos años más que Annabeth, pero la mitad de su vida estuvo convertida en pino. Cuando revive es una niña de diez años en el cuerpo de una chica de quince según descripción del autor.
Características físicas: Tiene los ojos azules y el pelo negro corto. Es muy ágil y fuerte.
Armas u objetos especiales: tiene un escudo similar al de su padre, Zeus, la Égida, el cual tiene una réplica de la cabeza de Medusa.
Padres: Es hija de Zeus y de una mujer de apellido Grace cuyo nombre no se menciona.
Otras cosas: Tiene miedo a las alturas aunque su padre es el dios del cielo. Al final del tercer libro se une a las Cazadoras de Artemisa para obtener la inmortalidad y no llegar a cumplir los dieciséis años, dejando a Percy para cumplir lo que había dicho el oráculo.
Un poco de su historia: De niña se escapó de su casa y vagabundeó por las calles defendiéndose de los monstruos sola hasta que encontró a Luck Castellan, quien se encontraba en su misma situación. Juntos siguieron defendiéndose y tratando de sobrevivir hasta que dieron con Annabeth Chasse, quien en ese momento tenía tan solo siete años.       Luego de un tiempo, los tres fueron llevados al campamento por el sátiro Grover. Sin embargo, cuando estaban casi a salvo, dos cíclopes que los seguían los alcanzaron, y Thalia dio su vida enfrentándose a ellos para salvar a sus amigos.
  Cuando estaba muriendo, su padre Zeus se apiadó de ella y la convirtió en un pino, el Pino de Thalia, el cual tenía poderes mágicos y protegió al campamento durante largo tiempo. Más adelante ella revivió gracias al Vellocino de Oro, buscado por Percy, Annabeth, Clarisse y Grover para curar el Pino, que había sido envenenado por Luck.

En las películas es interpretada por Paloma Kwiatkowski y por Katelyn Mager (de niña)

11avo capítulo La casa de Hades parte 3


LA CASA DE HADES
(Español)


Capítulo 11
Parte 3
"A por los ladrones"

     Se volvió hacia Jason. “¿Te sientes lo suficientemente bueno para controlar los vientos? Necesito un ascensor.”
     Jason frunció el ceño. “Claro, pero…
     “Bien” dijo Leo. “Tenemos unos monos que atrapar”.
     Jason y Leo aterrizaron en una gran plaza bordeada de blancos edificios del gobierno y de cafés al aire libre. Bicicletas y Vespas obstruían las calles de los alrededores, pero la misma plaza estaba vacía a excepción de las palomas y algunos ancianos bebiendo expresos.
     Ninguno de los locales parecía darse cuenta del enorme buque de guerra griego que se cernía sobre la plaza, ni del hecho de que Jason y Leo acababan de llegar volando, o de que Jason estaba blandiendo una espada de oro, y Leo... bueno, Leo bastante tonto con las manos vacías.
     “¿Dónde?” Preguntó Jason.
     Leo miró fijamente. “Bueno, no sé, déjame sacar un GPS de enanos, de mi cinturón de herramientas... Oh, ¡espera! No tengo GPS de enanos, porque no tengo un cinturón de herramientas.
     “Muy bien” gruñó Jason. Levantó la vista hacia el barco como para orientarse, y luego señaló a través de la Plaza. “La ballesta disparó el primer enano en ese sentido… creo. Vamos.
     Se metieron a través de un lago de palomas, y luego maniobraron en una calle lateral de tiendas de ropa y heladerías. Las aceras estaban llenas de columnas blancas cubiertas de graffiti. Algunos mendigos pidieron dinero (Leo no sabía italiano, pero recibió el mensaje fuerte y claro).
     Siguió acariciando su cintura, esperando que su cinturón de herramientas apareciera mágicamente, pero no lo hizo. Había llegado a depender de ese cinturón para casi todo. Se sintió como si alguien le había robado una de sus manos.
     “Lo encontraremos” prometió Jason.
     Por lo general, Leo se habría sentido tranquilizado; Jason tenía talento para mantenerse sensato en una crisis, y había ayudado a Leo a salir de un montón de malos rasguños. Hoy, sin embargo,  Leo solo podía pensar en la estúpida galleta de la fortuna que había abierto en Roma. La diosa Némesis había prometido ayudarle, y él solo consiguió el código para activar la esfera de Arquímedes. En ese momento, Leo no había tenido más remedio que usarlo si quería salvar a sus amigos pero Némesis había advertido que su ayuda venía con un precio...

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