LA CASA DE HADES
(Español)
Capítulo 11
Parte 2
"Se escaparon"
Leo se las arregló para darse la vuelta, su visión
era fuera de foco y rosa polarizados, como si el mundo hubiera sido sumergido en
gelatina de fresa. Un sonriente y grotesco rostro se cernía sobre él. La enana de
pelaje marrón vestía aún peor que su amigo: tenía un sombrero de hongo verde,
como un duende dangly, pendientes de
diamantes y una camisa de árbitro blanca y negro. Sonriente, mostró el premio
que acababa de robar, el cinturón de herramienta de Leo.
Leo trató de agarrarlo, pero sus dedos estaban
entumecidos, el enano saltaba alrededor de la ballesta, su amigo de pelaje rojo
estaba cerca para el lanzamiento.
La enana marrón saltó sobre el proyectil como
si fuera un monopatín, y su amigo le disparó hacia el cielo.
El de pelaje rojo se abalanzó sobre el
entrenador Hedge. Le dio al sátiro una gran palmada en la mejilla, y luego
saltó al carril. Hizo una reverencia a Leo, quitándose el sombrero de vaquero
de cebra, e hizo una voltereta hacia atrás por la borda.
Leo logró levantarse. Jason ya se había puesto
en pie, tambaleándose, y se agarraba de las cosas. Frank se había convertido en
un gorila de espalda plateada (por qué, Leo no estaba seguro; ¿tal vez para
estar en comunión con los enanos mono) pero la granada de fogueo, le había
golpeado con fuerza, estaba tirado en el piso con la lengua fuera y sus ojos de
gorila cerrados.
“¡Piper! “ Jason se tambaleó al timón y con
cuidado sacó la mordaza de la boca.
“¡No pierdas tu tiempo en mí!”ella dijo. “Ve
tras ellos”
En el mástil, el entrenador Hedge murmuró, “hhhmmmmmhmmm”
Leo pensó que eso significaba: “¡Mátalos!” Fácil
de traducción, ya que la mayoría de las sentencias del entrenador implicaba la
palabra matar.
Leo miró a la consola de control, su ámbito de
Arquímedes no estaba, se llevó la mano a la cintura, donde su cinturón de
herramientas debería haber estado. Su cabeza empezó a aclararse, y su
sentimiento de indignación llegó a su punto de ebullición.
Los enanos habían atacado su barco, ellos
habían robado sus posesiones más preciadas. Debajo de él se extendía la ciudad
de Bolonia, un rompecabezas de edificios de tejas rojas en un valle encajonado en
colinas verdes. A menos que Leo pudiera encontrar los enanos en algún lugar de
ese laberinto de calles... el fracaso no era una opción, tampoco estaba
esperando a sus amigos para recuperarse.
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